María Elena Yrízar Arias
Desde hace más de una semana, integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) realizaron bloqueos carreteros que afectaron a 37 puntos de comunicación entre Oaxaca y Ciudad de México, Puebla, Veracruz, Chiapas y Guerrero, además de diversos enfrentamientos que tuvo la Policía Federal en el Istmo de Tehuantepec, en Juchitán y la capital de Oaxaca, para controlar a los manifestantes que se encuentran instalados en el zócalo oaxaqueño, como protesta por la presencia policial federal y las advertencias de imponerles la “reforma laboral” con la cual no están de acuerdo.
Este problema de la Sección 22 del magisterio tiene varias décadas sin resolverse y se ha venido complicando cada vez más por los múltiples vicios que forman parte de los usos y costumbres magisteriales, que se han dado tanto dentro del sindicato como entre los empleados del Instituto Estatal de Educación del Pueblo de Oaxaca (IEPO) que estaba en las mismas manos de los maestros. En otras palabras, la Sección 22 y el IEPO eran la misma cosa. Allí, se vendían a 50 mil pesos las plazas magisteriales, había maestros con varias plazas al mismo tiempo y recibiendo los respectivos pagos por ellas. Algunos inspectores les quitaban un porcentaje del salario a algunos maestros y así, una serie de pillajes que no tenían fin, pero el gobierno no hacía nada, absolutamente nada, ni siquiera manejar el dinero de los maestros.
Algunos de ellos realmente no eran maestros, sino que como vivían en lugares muy relegados, allí se convertían en maestros, porque eran quienes tenían más nivel que otros en la comunidad. Además eran impuestos por los mismos inspectores.
Así, Oaxaca y su circunstancia geológica y política se convierte en un caso muy especial que hay que estudiar a fondo. Se hablan 18 lenguas distintas, hay montañas majestuosas, distancias enormes a pueblos de muy difícil acceso, 570 municipios entre la pobreza y la extrema pobreza. Oaxaca es otro contexto diferente a muchos de los estados del país. Por eso debe verse como un caso de estudio minucioso que les plasme a las autoridades centrales de la SEP lo que verdaderamente es el estado sureño en conflicto y los reales perfiles de los empleados de la educación estatal.
En este caso, la historia reciente de los movimientos magisteriales les podría dar la pauta para buscar una estrategia inteligente para empezar a desenmarañar la madeja de problemas que se han dado en aquel lugar y de las mismas alcahueterías que los gobiernos han tenido con sus maestros, ya que el gobierno dejó crecer el conflicto local y cuando el control del IEPO se les quitó a los maestros vividores del sistema, el problema se agravó y se están viviendo las consecuencias.
El domingo pasado, en uno de los retenes que habían colocado los maestros oaxaqueños de la Sección 22, aproximadamente a 86 kilómetros al norte de Oaxaca de Juárez, en el poblado de Nochixtlán, se dio la imposición de la fuerza federal a través de su policía para desalojar a los profesores que se encontraban acompañados por algunos padres de familias y simpatizantes de su movimiento magisterial. Ese domingo se dio el uso desproporcionado de las fuerzas, 800 agentes de la policía federal y estatal concurrieron a Nochixtlán, así los videos dan testimonio de los hechos, mismos que se encuentran en las redes sociales; el saldo de los enfrentamientos era de 6 personas fallecidas, 41 policías federales heridos y 53 civiles lesionados, así como 21 detenidos. Además se confirmó que la Policía Federal sí había utilizado armas, de acuerdo con su versión para responder a agresiones. La reforma electoral no es letra sacra, ni deberá entrar a garrotazos ni imponerla igual a los desiguales.
Por lo tanto, nos parece que el gobierno podría ganar mucho más con miel que con hiel, ya que se gana más con actitud dulce que con la visceralidad de la hiel. Es mejor un diálogo verdadero de negociación, aunque eso implique mucho tiempo, que tratar de imponer a la fuerza la reforma educativa.
Sobre este asunto, nuestro paisano potosino Enrique Galindo Ceballos, en su calidad de comisionado de la Policía Federal, dijo con relación a los hechos de Nochixtlán, en una entrevista por radio, que fueron más de dos mil personas las que rodearon a los policías. “Vivimos prácticamente una emboscada”. Así lo afirmo a Ciro Gómez Leyva.
Aquí no se trata de sacar partido de estos sucesos que no nos merecemos nadie o dar razón a alguna de las partes, lo correcto será que se abra el diálogo con los maestros disidentes, pero con una voluntad legítima de resolver la maraña entre las partes, para hacer del diálogo una herramienta de política inteligible para que la violencia no desborde a la política ni engendre más violencia. La imposición de la fuerza pública no es la vía adecuada. Hablar, negociar y hacer treguas es lo más viable. Hay un conflicto y hay que resolverlo. No a la violencia.
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