María Elena Yrízar Arias
Después de las derrotas que sufriera en junio pasado el CEN del PRI al perder siete gubernaturas, el presidente del partido a nivel nacional, Manlio Fabio Beltrones, ex gobernador de Sonora, renuncio a la dirigencia del partido porque reconoció que “los electores dieron un mensaje a políticas equivocadas o a políticos que incurrieron en excesos y que no fueron transparentes”, según lo expresó el 21 de junio pasado, donde además aseguró que “en congruencia con el compromiso de servicio y disciplina que asumió al tomar posesión del cargo”.Expuso además: “Es urgente que podamos reconocer y premiar aciertos, pero también corregir errores y sancionar conductas irresponsables”. Hasta aquí, el viejo PRI reconoció las razones por las cuales perdieron las pasadas elecciones y que está en juego el proyecto de nación, dijo Beltrones.
Como era de esperarse, surgieron las especulaciones sobre el próximo líder del priísmo. Así surgió el nombre de Enrique Ochoa Reza, quien renunció previamente a la dirección de la CFE y le manifestó por escrito al presidente Peña Nieto que su renuncia obedecía a participar en el proceso interno para la elección de presidente del PRI, lo que redactó por instrucciones que recibió de Los Pinos y que lo estaba mandando al PRI.
Cuando se supo la noticia, algunos curiosos se acordaron que hace 5 años y 9 meses, Ochoa Reza tenía aspiraciones de ser consejero del IFE y en esa ocasión, el 21 de octubre de 2010, señaló que no formaba parte del Consejo Político Nacional del PRI. En aquella comparecencia ante el IFE, el diputado del Partido del Trabajo Juan Enrique Ibarra Pedroza lo cuestionó acerca de su militancia en el tricolor, por lo que señaló lo siguiente como respuesta: “No formó parte del Consejo Político Nacional PRI, ni soy militante, sí como lo dije en el currículum, está en la página de la Comisión de Gobernación, así lo manifesté, fui durante meses en el 2006, hace más de cuatro años miembro del Consejo Político Nacional y mi salida del Consejo fue también pública a través de la presentación que hice yo en un juicio para la protección de los derechos civiles en el Tribunal Electoral, por lo que yo dejé de pertenecer al Consejo y afortunadamente gané ese juicio en el Tribunal”. Se puede checar en.http://www.sinembargo.mx/08-07-2016/3064303
Aunque Ochoa Reza haya dicho que no militaba en el PRI y legitimado por el apoyo de la CTM –a la usanza priísta más antigua– desde anteayer es el flamante presidente, llevado por la vía directa como único aspirante. En la toma de protesta ante el Consejo Nacional del partido, el nuevo presidente del viejo PRI, pronunció un discurso donde se destacó: Que el PRI debe dar la cara en el tema de corrupción, propuso una comisión anticorrupción y además, un nuevo PRI, con crítica y autocrítica. Lo que ha de haberle causado risa a muchos de los presentes, como los gobernadores de Veracruz y Chihuahua, así como a algunos senadores y diputados, que siendo corruptos, les ha de haber parecido un discurso hueco. Es como si un burro hablara de orejas. Han de haber hecho un gran esfuerzo por no reírse, mientras que los que vieron la trasmisión televisiva, se reían. ¿Se imaginan un nuevo PRI con críticas y autocríticas? Pareciera como si fueran gitanos que se leyeran las manos entre sí, sabiendo que son iguales. Es lo mismo, ya me imagino corruptos que supervisen a sus semejantes.
A lo anterior, Ulises Ruiz, ex gobernador de Oaxaca, advierte que con la llegada de Enrique Ochoa Reza al PRI se repetirán los errores del pasado y estará en camino a la derrota en los comicios presidenciales de 2018, pues un amplio sector priísta rechaza el “dedazo” y las “formas tradicionales” para designar al dirigente priísta, lo que no indica que vayan en contra de Peña Nieto, sino de la práctica en sí mismas, ya que se pretende discursivamente hacer un nuevo PRI –por cierto es un discurso muy desgastado– pues todos quieren un nuevo PRI, en un viejo, desgastado PRI.
Hablar de fundar o refundar el PRI podría estar en peligro de refundirlo. Un nuevo PRI, imposible de renovarlo o tratar de rejuvenecerlo, pues está en contra de su misma naturaleza. Y hablar de corrupción es como hablar del mecate en pleno velorio del ahorcado.