María Elena Yrizar Arias
El nuevo presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, visitó la capital potosina el martes, como parte de un recorrido por varios estados. Por la mañana sostuvo encuentros, primeramente con el gobernador del estado, Juan Manuel Carreras, luego se reunió con los líderes de los medios de comunicación; posteriormente comió con los priístas distinguidos de la capital en un hotel de lujo. Allí llegaron invitados de algunas regiones estatales, los diputados federales y locales, por allí estuvieron Eduardo González Sierra, Cándido Ochoa, la aguerrida América Wong, Margarita Brieño e Isabel Cristina Rueda Gámez, entre muchas otras personas; estuvieron funcionarios estatales, líderes de fuerzas vivas, algo así como la crema y nata de la clase política selecta.
A esta comida no concurrieron los campesinos de sombrero ni los obreros ni las mujeres que allá en la lejanía de la capital luchan por conservar el fervor priísta, renovando la esperanza de los marginados de que el PRI les siga proporcionando sus apoyos del campo, las becas a sus hijos, entre otras cosas. No, no, al hotel de lujo fueron priístas de la estirpe mayor, los de la familia política y los de lujo, o sea que se hizo una marcada diferencia, que a lo mejor ni era necesaria, pues de todos modos los juntarían en el evento de la noche en las instalaciones del PRI.
Para los otros priístas llamados militantes, los que son fieles por simple inercia, los que son priístas de corazón, de hueso colorado, como dicen algunos viejos; los soldados del partido, los que vinieron de largos viajes desde la Huasteca o el Altiplano, más tarde a las 19 horas en el auditorio Plutarco Elías Calles del CDE del PRI, tuvo lugar el llamado “encuentro con la militancia”; hubieron tres filas de sillas donde tomaron sus lugares los actuales dirigentes al lado del visitante Ochoa Reza, estaba Martín Juárez, el gobernador Carreras, Sara Rocha, el diputado local Fernando Chávez, el delegado nacional Schiaffino. En la segunda fila, se distinguía la presencia de la ex diputada y ex senadora Yolanda Eugenia González Hernández, Emilio de Jesús Ramírez, líder de la CTM, el líder de la CNC estatal, Gerardo Limón Montelongo; en un tercer plano se veía a los ex dirigentes del CDE del PRI, Joel Ramírez, Horacio Sánchez Unzueta, Mario del Valle, Miguel Martínez Castro y otros militantes distinguidos, que han sido y son importantes en ese instituto político.
En el resto del auditorio se encontraban presidentes municipales, regidores, síndicos, dirigentes municipales, de seccionales y así, estaba representadas todas las regiones del estado, los verdaderos militantes aguerridos. Los discursos fueron muy emotivos, el gobernador Carreras resaltó el hecho de que el presidente Peña Nieto ha ayudado mucho a San Luis Potosí y le dijo al dirigente nacional que el priísmo está listo para las próximas elecciones, y con esa emoción se renovó el fervor de aquellos que realmente hacen el trabajo por todos lados a favor y beneficio de los destinatarios de esa política.
Cuando habló el dirigente nacional Enrique Ochoa Reza en ese acto político, muchos de los presentes, en el fondo de su alma y sus conciencias, quedaron asombrados, cuando exhortó a los priístas a denunciar la corrupción de los gobiernos distintos a los de su partido, obviamente que se refería a los de la capital y Soledad de Graciano Sánchez, donde viven más de la mitad de los potosinos y que esos gobiernos perredistas llegaron al poder por el cansancio de los ciudadanos de estar soportando las corruptelas de los ex presidentes municipales priístas de la capital, Victoria Labastida y Mario García, conocidos ampliamente como corruptos en este estado potosino que es el más corrupto del país. Lo que pasa es que este dirigente nacional pareció no está debidamente enterado de lo que ocurre en nuestro estado y, por otro lado, pues no supo que en la casa del horcado, no se puede hablar del lazo, porque si existen gobiernos perredistas es porque los mismos priístas y el pueblo en sí le dio voto de castigo al PRI, por sus gobiernos corruptos hasta la médula espinal, entonces, cómo es posible que un dirigente nacional venga al territorio corrupto a hablar en ese tono y exhortar a los militantes para que denuncien a los gobiernos corruptos, cuando por haber tenido ese tipo de gobiernos, los priístas ya no gobiernan. ¿Con qué calidad moral puede pedirlo? ¿En tierras corruptas como el anterior gobierno y teniendo a nivel nacional gobiernos tremendamente corruptos? Pues ¿cómo?
El 14 de julio escribí en: http://lajornadasanluis.com.mx/opinion/pri-burro-habla-orejas/ un artículo donde me refiero a que el nuevo presidente del viejo PRI pronunció un discurso donde se destacó que el tricolor debe dar la cara en el tema de corrupción, propuso una comisión anticorrupción y además, un nuevo PRI, con crítica y autocrítica. Lo que ha de haberle causado risa a muchos de los presentes, como los gobernadores de Veracruz y Chihuahua, así como a algunos senadores y diputados, que siendo corruptos, les ha de haber parecido un discurso hueco. Es como si un burro hablara de orejas.
Anteayer pasó lo mismo, un dirigente nacional de un partido con gobiernos corruptos, no puede tener calidad moral para exhortar a denunciar a los demás, siendo ellos iguales y mucho menos exigir castigo ejemplar a deshonestos. El que es buen juez por su casa empieza. Primero los de la casa y luego los otros. Aquí, el orden de los factores sí altera el producto.